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miércoles, 12 de enero de 2011

CON EL MUNDO EN LOS HOMBROS. Por Psic. Daniel Sixtos Cruz

El mundo gira tan estrepitosamente que, cuando estamos por descansar de una jornada de trabajo pesada, recordamos que tenemos que entregar cierta información para mañana. Cuando resolvimos este apuro, volvemos a percatarnos que nos hace falta una y otra cosa, y al final, terminamos por abrumarnos más de lo que el descanso significó.
     Precisamente el estrés, del que nos hablaba el fisiólogo Hans Selye (1955),  actúa cuando el organismo de una persona centra sus energías suspendiendo el flujo energético a otras funciones corporales menos necesarias en ese momento para su sobrevivencia. Y las actividades toman el canal protagónico de nuestro quehacer cotidiano; dejando de lado nuestra salud y convirtiéndola en un grave problema. ¿Cuántas veces no nos ha ocurrido que por realizar el informe para el trabajo o entregar la tarea, comemos rápido, mal y estamos sentados la mayor parte del tiempo? Y por si fuera poco, tampoco realizamos ejercicio y tenemos uno que otro vicio.
     En las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) efectuadas en el 2005, muestran cómo el estrés forma parte consustancial de las personas y es un plus en la derivación de otros problemas de la salud. Es decir, cuando el agobio por realizar nuestras actividades nos consume, podemos empezar a desarrollar hipertensión, colitis, problemas de la piel, obesidad, diabetes, entre otras enfermedades. ¿Estamos realizando acciones para cuidar nuestra salud? ¿Estamos autosaboteando nuestra vida y sólo nos convertimos en simples observadores?
     Por eso, sería eficiente que tracemos un plan para cuidarnos; salgamos a caminar 30 minutos, practiquemos algún deporte, planifiquemos nuestros horarios de comida e incluyamos verduras, frutas en nuestro menú. Organicemos nuestro día de manera que sea productivo y sobre todo que no expongamos nuestra salud en límites poco recomendables. Bien podemos realizar estar actividades a tiempo; lo malo es cuando el tiempo nos rinde cuentas. Es nuestro momento de cambiar ¡no lo dudes!

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