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sábado, 15 de mayo de 2010

LA NEGACIÓN DEL YO


La significación moderna del concepto amor romantico/ amor erotico toma sus raíces ideológicas, sociales y conductuales del amor cortés en la edad media, aproximadamente entre el siglo V y siglo XV.
¿Es este concepto la busqueda inagotable e indeterminada que cada ser humano debe poseer para adquirir un sentido en su vida?
Esta misma pregunta está notablemente influenciada desde un contexto occidental y capitalista, esta construcción se convierte en el signo social llamado amor.
La edad media es una época en la historia caracterizada por el oscurantismo sapiencial, ético y moral de esa sociedad en transición. Era la época distinguida por la aparición y desarrollo de la propiedad privada, esclavismo, feudalismo, la busqueda de la fuente de la juventud, los remedios realizados a través de alquimistas, el esoterismo, la magia, los métodos religiosos de control, las escisiones sociales conocidas como las brujas, el diablo, y otros seres míticos.
Religión y estado desarrollaron un campo conceptual primario que según la teoría del determinismo de Fromm, dio paso a fenomenos como la reforma protestante y la aparición gradual del capitalismo.
Aún es impreciso determinar el periodo en el cual el hombre construye la necesidad de poseer y acumular. Pareciera que esta conducta responde a una inherente falta de autoconocimiento del ser humano que como consecuencia genera falta de aceptación del sí mismo, y la icompetencia para asimilar procesos relacionados a la vergüenza.
En la tradición judía consultando el genesis podemos ilustrar esta relación causal entre conducta e inconsciente.
En los anales de los mitos de la historia de la humanidad, encontramos la historia de Adán (Adam- Humanidad) y Eva (Vida), se encontraban en un huerto, desnudos y ellos no se avergonzaban.
La serpiente el más astuto de los animales del huerto, según el relato, instiga a Eva a comer del fruto prohibido asegurandole una insondable sapiencia sobre el bien y el mal, tal como Dios mismo la poseía. Cuando ellos comen del fruto, lo único que ocurre es que sus ojos se abren, obtienen conciencia de su desnudez y experimentan por primera vez la vergüenza.
Estos hombres han sido engañados, se encuentran más lejanos de ser la imagen y semejanza de Dios, se reconocen, y en su autocontemplación, experimentan vergüenza.
Dios es determinante en su juicio, maldición para los hombres. Los hombres se vuelven mortales, adquieren su naturaleza finita y límitada, ahora serán presas de la enfermedad, el dolor, el cansancio, la angustia del trabajo y la muerte.
Pareciera que en este contexto paradisiaco, el hombre no era capaz de reconocerse a si mismo, estos seres anhelaban las características del otro, desear lo del otro, poseer lo del otro con el fin de ser el otro. El hombre estaba negandose a su propia naturaleza, anhelando ser como Dios, anhelando ser Dios mismo. Cabe mencionar que en la historia de la humanidad existen dos principales modelos teóricos respecto a la naturaleza del hombre.
La biológista hace una comparación entre el hombre y sus semejanzas con los primates, inclusive han hecho increibles aportaciones sobre los mecanismos complejos de comunicación entre diferentes especies animales, aunque la mayor parte de las veces han sido desde una perspectiva antropomorfica.
La línea religiosa, hace una extensiva y marcada aseveración: Somos creados por Dios, somos imagen y semejanza de Dios, sin embargo no compartimos todas las caracteristicas divinas, en este proceso de vida espíritual podemos adquirir algunas de ellas hasta lograr la eternidad.
Estas dos corrientes teóricas son los principales acercamientos que el hombre ha tenido como medio para concientizar sobre si mismo. Visiones comparativas que finalmente pretenden lograr conocer quienes somos. Lograr la construcción y la comprensión del yo a través del otro, el autoconocimiento a través de la comparación de la cosa, con el objeto y en la experiencia misma del otro.
LOS DOS SESGOS
Parece que es intrinseca e innata la negación del yo, la perdida del autoconocimiento, algunas escuelas humanistas jactan la superioridad del hombre sobre especies del reino animal, por la conciencia que este tiene del si mismo. Sin embargo este postulado dista de explicar realmente si el hombre es conciente de si mismo. Por tanto la ignorancia que se tiene sobre el si mismo, es el primer sesgo que límita al ser humano en su capacidad de amar.
Dios confronta a Adán; “¿Acaso has comido del fruto que te dije no comieras?, Adán responde; “La mujer que tu me diste, me dio de comer y yo comí…” En este drama bíblico se puede contemplar al primer hombre reprimiendo su vergüenza, desplazando su culpa, conociendose a través del otro, experimentando una escisión del yo, alojando el elemento culpigeno en el otro. Esta represión de la vergüenza y los complicados mecanismos que le preceden son el segundo sesgo que alejan al hombre de su capacidad de amar.
Según Goldberg, la represión de la vergüenza es la que conforma un mecanismo muy complejo de elaboración de racionalizaciones que llevan al individuo a calmar la angustia asociada a la vergüenza, aislarse en el otro, y alienarse en conductas compulsivas y destructivas.

COMPONENTES PSICOSOCIALES DEL AMOR ROMANTICO
El hombre ha esclavizado, ha oprimido, ha asesinado a su semejante con una base subyacente en la negación del yo, la represión de las vergüenzas que lo constituyen como un ser compulsivo.
El determinismo es parte fundamental de estas reacciones, se forma una cadena de determinaciones que conforma el destino del individuo, como es visto en el relato de Adán y Eva, en donde abren sus ojos y descubren que están desnudos y experimentan la vergüenza de haber fracasado en obedecer un mandato. Su reacción automática es la supresión de la vergüenza a través de la traición que implica acusar al otro, hacer responsable al otro de las fallas propias.
Por tanto la descompensación entre Eros y Tanatós explica y da lugar al origen de la destructividad humana. Cuando se niega el Eros aparece el Tanatós, un principio simple, se niega la vida y aparece automáticamente el amor a la muerte. Se menosprecia el Tanatós y aparece el amor a la vida.
El amor ha sido una construcción alienada y estandarizada desde la edad media totalmente influenciado por el inconsciente social.
La mayoría de los apuntes históricos, con excepción de algunos estudios de Bachofen, indican una organización patriarcal. Dentro de la organización patriarcal, la mujer ocupaba el lugar de un bien inmueble, una propiedad que podría ser perfectamente comercializada.
Esto me remite a retomar los estudios de Freud acerca de la envidia del pene. Esta no era una afirmación literalista, filtrando esta aseveración por Lacan, ubicamos al falo como el centro y objeto del placer del hombre, así como el principio limitante en la relación con el otro.
El macho ha podido usar su falo a voluntad con el paso del tiempo, bajo decisiones, circunstancias y arbitrariedades.
Las mujeres no se han encontrado en estas circunstancias de igualdad y equidad sexual. Han estado completamente castradas, reprimidas en su libertad y goce sexuales, por tanto en este contexto las mujeres poseen una envidia del pene. Envidian la libertad sexual que implica el falo masculino, anhelan la oportunidad de decidir y de gozar su vida sexual libremente.
En resumen; la mujer ha sido la cosa del falo, el objeto de placer libidinal. Hablando en términos fisiológicos, la endorfina en el sistema nervioso central, la oxitocina del hipotálamo, en términos psicopatológicos, es la remisión de la angustia y ansiedad, en términos sociales punitivos ha sido la esclava del varón, la cosa, la propiedad, la santa, la virgen, la zorra, la amante, la dejada, la abandonada. Por eso mismo estos componentes han constituido al amor como una necesidad predominante, es el elemento que trata de sublimar las vergüenzas, sin embargo no se puede amar al si mismo a través de la proyección en el otro.

BREVE RESEÑA HISTÓRICA DEL AMOR CORTÉS
El matrimonio durante la edad media era una práctica obligatoria que respondía a intereses, económicos y comerciales.
El matrimonio era plausible y la voluntad no era necesaria como componente fundamental.
Esta obligación generaba represión de deseos, de esta misma forma se construían familias. En este contexto social surge el trovador, un hombre artista, músico, poeta, conquistador, el seductor, el hombre que deseaba a la mujer prohibida, la mujer del otro.
Su música, su literatura, su poesía, su arte estaban impregnados de intenciones de conquista, de posesión, de tener a la cosa del otro. La única diferencia era el método, mientras el matrimonio era una obligación que se daba entre extraños que unían sus vidas y llevaban una vida conyugal, sin la presencia de factores como la atracción física, la química, la compatibilidad de intereses, la elección y la voluntad. El amor cortés implicaba cortejo, química, seducción, conquista e infidelidad.
Así mismo era como los amantes se amaban en secreto, y particularmente daban rienda suelta a sus deseos reprimidos. Por lo cual ahí tenemos los indicios de una sexualización del amor.

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